¿CÓMO SE PUEDE PROVOCAR EN LOS NIÑOS Y
NIÑAS EL RECONOCIMIENTO COMO SUJETOS POLÍTICOS DE CONCIENCIA?
En algún momento de mi vida considere que hablaba mucho y preferí
callar, durante ese silencio note que la injusticia que pulula en toda la
nación comenzó a rodearme a mí también, pues quien no se para a hacer algo
contra la realidad cruel está participando de ello, dice una porción bíblica:
“quien sabe hacer lo bueno y no lo hace le es pecado”[1]
Así que comencé a hablar nuevamente pero con más fuerza pensando
siempre que mi discurso en gran o pequeña medida puede afectar a las personas a
mí alrededor y hacer así lo que yo llamo “pequeñas revoluciones”
Cada uno de nosotros dentro de si lleva un investigador que en
ocasiones concluye de la misma manera que lo hace un niño que está aprendiendo
a caminar a pasos cortos, a prueba y
error, aprende lo que es correcto y lo que no, lo que produce dolor y lo que
produce placer.
Esas investigaciones empíricas siempre deberían llevar a
transformaciones sociales especificas pero noto con tristeza que no es el
acontecer de este postrer tiempo; al parecer hay un mal que aqueja el
Colombiano y es el miedo a: ser tildado de chismoso por meterse en lo que no le
importa, a no lograr impactar a las personas para lograr cambios, a morir en
una esquina por defender la justa causa.
En la academia pasa algo similar hay ciento y una tesis albergada en
los estantes fríos de bibliotecas no visitadas, hay no sé cuántas
investigaciones todas igualmente importantes que el único cambio significativo
que aportaron fue un árbol menos al imprimirlas en el papel en limpio para ser
entregadas.
Escuchas a un sinfín de historiadores, filántropos, académicos en
general opinando de lo que debió o no hacer un gobierno pero de ahí no pasan
sus aportes, parece que se graduaran para ser comentaristas deportivos, quienes
no están en el terreno de juego sudando la camiseta ni tampoco animan el equipo
desde la banca, solo están hay dando su cátedra cargada de conocimiento que
sabe a metal pues no hacen sino ruido, pues su intrepidez es la misma de un
puma en el zoológico.
¿Para qué se investiga? El fin de analizar un conflicto social debe ir
más allá de sistematizar sus datos o lograr exponer sus alcances en una
conferencia. La investigación cualitativa debe lograr mover las fibras de quien
la realiza y a la vez ser tan clara que permita al que la lee o la escucha,
preguntarse ¿y qué debo hacer? Un politólogo dijo: hace mucho que el pueblo no
elige un caudillo por convicción sino que eligen a uno para castigar al
representante que está saliendo.
Un sujeto social no debe esperar ser conducido por las circunstancias
y conformarse a los despojos, el sujeto social debe participar activamente del
quehacer político desde su lugar de trabajo pertinente. Y es hay donde surgen
las “pequeñas revoluciones”
Cada individuo desde su posición social está en capacidad de ser un
forjador de destino capaz de alterar el rumbo de las personas que lo rodean,
con la habilidad de sentar precedentes y motivar a otros a tomar la iniciativa
de cambio.
Estoy persuadida que la mejor forma de volver a un niño sujeto de
política es a través del ejemplo, los adultos deben dejar su pasiva comodidad y
entrar a participar activamente de la realidad social que los circunda, esta
sería la forma más arrolladora de incentivar al niño a participar.
Un ciudadano en formación será imitador de sus ejemplos inmediatos, los
adultos, pero si estos no participan de los procesos sociales de su comunidad,
¿Cómo se puede esperar que el niño sea un sujeto de derecho o un sujeto político?
Sin embargo dejando de lado esta punzante realidad un niño puede ser un sujeto
de derecho cuando:
1.
Se le hace partícipe de los eventos sociales
sean: recreativos, culturales deportivos etcétera.
2. Se
le enseñan sus deberes y también sus derechos.
3. Se
respetan sus opiniones y se abren
espacios para que de sus reseñas.
4.
En las decisiones que son de acuerdo a su
desarrollo se le tiene en cuenta.
Concluyo diciendo lo que opina Mafalda, el País está esperando ¿Qué vamos a hacer?